Una de las harinas producidas por Capici. (Imagen: Reproducción)

Los nombres de las harinas de trigo Fofa y Bella, producidas en el distrito de Nueva Esperanza, no traducen exactamente la saga que condujo las familias brasileñas Di Domenico y Caon al Paraguay. La historia comienza en el estado de Paraná, Brasil, a partir de una antigua ocupación ilegal de tierras en la frontera con el Paraguay, de la cual las familias eran beneficiarias; pasa por el estado de Mato Grosso do Sul y por la Amazonia, donde una empresa de los Domenico ha aparecido en denuncia realizada por Greenpeace sobre fallas en certificaciones de manejo forestal; y extiende sus tentáculos, a través de uno de los socios, al acaparamiento de tierras en Piauí, Noreste de Brasil.

El distrito de Nueva Esperanza, Canindeyú, es vecino a Salto del Guairá, en la frontera con la ciudad brasileña de Guaíra. Ahí se encuentra la empresa de alimentos Capici S.A., abreviación de Compañía Agropecuaria Inversora Comercial e Industrial S.A. Es ella la que produce marcas como las harinas Fofa, Bella y Nuestra. La Capici S.A. aparece en 165º lugar en el ranking de las exportaciones paraguayas en 2016.

El trigo producido por la Capici paraguaya también es exportado para la equivalente brasileña, llamada Capici Alimentos Ltda y ubicada en el municipio de Mundo Novo, Mato Grosso do Sul. Esta compañía-espejo está registrada a nombre de los socios Ildair di Domenico, Juscelino Antonio Caon, André Ari Caus y Odimar Agostinho Caus. Este último es el apoderado de Juscelino y André en Brasil. Fue Odimar el que ha sido mencionado en el caso de acaparamiento de tierras en Piauí.

Franco visitó fábrigas de brasileños 20 días después del golpe parlamentar. (Foto: Divulgación)

Ildair di Domenico murió en 2014. Dos años antes, en agosto de 2012, el presidente del Paraguay, Federico Franco – sucesor de Fernando Lugo después de su destitución parlamentar – inauguró el molino de trigo de Capici en Nueva Esperanza. Él había asumido semanas antes la presidencia de la República. Después, fue almorzar en la sede de la Asociación Rural del Paraguay (ARP), una de las organizaciones que ha oficialmente lamentado la muerte de Ildair, uno de sus asociados.

El patriarca de los Domenico sigue apareciendo como socio de las empresas brasileñas Couros da Amazônia Indústria e Comércio Ltda., Maracaí Agroindustrial Ltda y Maracaí Florestal e Industrial Ltda. Todas en la Amazonia brasileña, en la ciudad de Sinop, estado de Mato Grosso. Una región de disputas por tierras y deforestación. Vamos a hablar de ellos más tarde.

EN EL PARANÁ, EXPULSIÓN DE COLONOS

Pero antes nos dirijamos al Parará, en los años 50. La empresa Cafeeira São Francisco de Paula fue una de las beneficiadas por la distribución irregular de títulos, en la región fronteriza, por el gobernador Moisés Lupion. En otras palabras, tierras malhabidas, ya que las tierras pertenecían al gobierno federal. Mientras tanto, hubo la expulsión de los colonos que vivían allí. En 1976, la empresa fue expropiada, sin compensación. Pero algunos de los lotes de tierras habían sido transferidos a Ildair di Domenico, Mario Lima y Santo Zanchett. Las familias Domenico y Zanchett (o Zanchette) son en la actualidad, socios en el Paraguay – y en las tres empresas ubicadas en Mato Grosso, en la Amazonia.

Modelo de acaparamiento de tierras del gobernador Lupion fue replicado por todo el Brasil. (Foto: Reproducción)

Uno de los tres testigos de defensa de la empresa Cafeeira São Francisco de Paula fue Irineu Caon, yerno de uno de los socios. De la familia Caon, así como Juscelino Caon, socio de Ildair di Domenico en el molino de trigo del Paraguay. Ildair, Zanchett y Mario Lima se quedaron en la época con casi la mitad del área reclamada por la cafetera, 629 hectáreas. Las familias eran todas de Matelândia, Paraná, uno de los municipios donde ocurría el acaparamiento de tierras por el gobernador. Hoy en día, con sólo una de sus empresas en el Paraguay, la Agroganadera Forestal Arroyo Pozuelo, el patrimonio dejado por Ildair di Domenico acumula 20 mil hectáreas en el país. Además del imperio construido en el Mato Grosso.

Él es uno de los brasileños que integran una lista de los mayores latifundistas brasileños en el Paraguay, de acuerdo a lo que mostramos en la primera reportaje de esta serie: “Propietarios brasileños tienen el 14% de las tierras en el Paraguay”. Esta lista elaborada por Oxfam Paraguay, sin embargo, es incompleta. Hay otros estancieros y empresas brasileñas con miles de hectáreas – cada uno – en el Paraguay.

Odimar Caus (el representante legal en el Brasil de los demás socios de los Di Domenico) se asoció con otro estanciero paranaense, Luiz Carlos Pisani. Ellos actúan en el distrito paraguayo de Itakyry, Alto Paraná. En 2008, Pisani administraba una estancia de la Agrícola Ganadera San Marcos, en el departamento de Boquerón, en el Chaco, a 700 kilómetros de Asunción. Llegó a obtener un préstamo de US$ 600 mil de la Inter-American Investment Corporation (IIC), parte del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para la construcción de una estancia modelo.

Hace tres años, en el noviembre de 2014, un informe de impacto ambiental para la Agrícola Ganadera San Marcos, en el distrito de Mcal. José Félix Estigarribia, informaba que el tamaño de las Estancias San Marcos, Las Leñas y La Verónica, en un lugar de difícil acceso conocido como Colonia Teniente Primero Américo Picco, era de 33 mil hectáreas – una enormidad, inclusive para los padrones brasileños. ¿Valor de la inversión? US$ 30 milhões.

MARCHA HACIA LA AMAZONIA

Así como en el Paraguay los latifundistas se dirigen para el Chaco, la región menos poblada y (todavía) más preservada, los mismos personajes conquistan territorio en la Amazonia brasileña. Las cuatro empresas de los Di Domenico, las tres en la parte amazónica del estado de Mato Grosso, y la Capici en el Mato Grosso do Sul, están ubicadas en la carretera BR-163, que cruza el Brasil del extremo Sur hacia el puerto de Santarém, en el Norte. Esta carretera es uno de los símbolos de la expansión de los propietarios de tierras de la región Sur en el territorio brasileño, sobre todo en las regiones Centro-Oeste y Norte del Brasil.

Por un lado, avance sobre el Paraguay; por otro, hacia la Amazonia. (Imagen: Reproducción)

Uno de los que administran las estancias – con la muerte de Ildair di Domenico – es Luiz Felipe di Domenico. Él es socio de la primera de las empresas de los Domenico y de los Zanchett en Mato Grosso, la Maracaí Florestal, fundada en 1982. Todavía como parte del proceso de “colonización” de la Amazonia, estimulado por la dictadura militar en Brasil (1964-1985), por lo cual las poblaciones tradicionales eran expulsadas para que llegasen los latifundistas del Sur.

Parte de las tierras es disputada con el patrimonio dejado por Oscar Hermínio. La superficie original de 9.900 hectáreas fue transformada en un área de 29 mil hectáreas. Curiosamente, en 2010, Ildair di Domenico denunció a la Asociación Rural del Paraguay un título de propiedad que se presentó como falso – sin embargo hubiera sido ratificado por la Justicia paraguaya.

Los tamaños en el Chaco y en la Amazonia son superlativos. Solamente la Maracaí Florestal ya tuvo un plan de manejo de 17 mil hectáreas, de acuerdo con la Universidad Federal do Mato Grosso. Casi el tamaño de la empresa agropecuaria de los Domenico y Zanchette en el Paraguay, con 20 mil hectáreas. Solo que ni todos apreciaron el plan de manejo de la familia Domenico.

En 2002, el Greenpeace tomó la certificación de Maracaí Florestal por la holandesa Skal como un caso emblemático de fallas técnicas y de procedimiento. “No es tan difícil de obtener las certificaciones FSC (sello de manejo forestal), ya que la empresa Maracaí los tiene”, decían otros productores en la Amazonia, según la organización. “Sólo necesitamos dinero para pagar el certificador…” Según el Greenpeace, el retraso en la rectificación de la situación entre Skal y la FSC fue “seriamente perjudicando la credibilidad del certificado en la Amazonia”.

El informe de Skal, según la organización ambientalista, constató apenas las “buenas intenciones” de Maracaí, y no el real progreso en el cumplimiento de las metas del manejo. “No hay información sobre la presencia de especialistas brasileños en las visitas de la Skal a la Maracaí y creemos que mucha de la información relevante en portugués no fue reunida ni considerada como debería”, escribió en la época el Greenpeace. La Maracaí obtuvo el certificado en menos de un año después de la primera de las tres visitas de Skal. Él se refería a 8.172 hectáreas – de los cuales 3.641 habían sido desforestados por los métodos tradicionales.

Estancieros casi fueron expulsados en area de sobreposición de tierras en Mato Grosso. (Imagen: Reproducción)

LA NUEVA FRONTERA DEL ACAPARAMIENTO DE TIERRAS

Socio de los Domenico, omnipresente en Paraguay y en Brasil, Odimar Agosstinho Caus reaparece en el estado brasileño de Piauí, región Noreste del país, en un documento de 2001 del Ministerio Publico Estadual do Piauí. La acción cautelar con pedido de orden judicial contra los agricultores, cooperativas y el Instituto de Terras do Piauí (Interpi) informaba que la “selección” de los beneficiarios se quedaba a cargo exclusivo de las asociaciones. “Y más aún: los beneficiarios no ejercen el dominio directo que exige por el Artículo 11 de la Ley 4.678/94. Muchos ni siquiera viven en este estado”.

El documento dice que las “asociaciones” eran un medio de obtener el derecho de uso de grandes extensiones de tierra – cita un caso de una concesión de 20 mil hectáreas – que sólo podía ser adquirido por compra del Estado de Piauí. Y señalando una situación de conflictos de tierras. El Ministerio Publico pidió la suspensión de concesiones hechas por Interpi para “evitar daños graves a la propiedad pública del estado y al medio ambiente y para evitar conflictos de tierras que pueden resultar en muertes.”

Desde entonces, el Piauí ha emergido como una de las principales fronteras de la apropiación ilegal de tierras en Brasil.