Paraguay en la ruta del tráfico de drogas. (Imagen: Reproducción Rede Globo)

El número de casos es impresionante. Determinado estanciero brasileño – con histórico específico en la ganadería o en la agricultura – aparece en denuncias de tráfico de drogas. Y es preso. De Olho nos Ruralistas reunió algunos de estos casos. Ellos muestran que las fronteras entre Brasil y Paraguay no son un territorio hueco, en que las mercancías apenas transitan, sin una estructura local. Y sin apariencias de legalidad. El tráfico internacional de drogas tiene su cara agraria.

Odacir Antonio Dametto, por ejemplo, ya fue definido como el “rey de la soja” en el Paraguay. En 2010, un reportaje de ‘O Globo’, periódico brasileño, visitó una de sus 19 estancias – donde se realizaban fiestas con la presencia de las autoridades paraguayas – e identificó 12 mil hectáreas en manos del traficante. Él fue detenido en 2004, acusado de tráfico de 13 toneladas de marihuana y de lavado de dinero. Murió en 2012, de un ataque cardíaco, en Pedro Juan Caballero. Pero su fortuna fue dejada a sus hijos, Renato y Rodrigo Dametto.

En el Paraguay, la empresa Semillas Dametto continúa en plena actividad. Los hermanos del fallecido traficante, Ivaldo y Ivanor, poseen varias estancias en el país. Acusado de lavado de dinero en el Brasil, ellos mantienen en el Paraguay las empresas Tupi S.A. Industria y Comercio de Granos, y en distrito de Capitán Bado, la Agroganadera Tupi Guaraní S.A. Import Export. Los hermanos presentaron en febrero un informe de impacto ambiental para un proyecto de la Tupi – la Cantera Tupi-Guarani – en la Colonia Cerro Kuatia, donde había una reserva forestal. En abril fue encontrado allí cerca un camión con marihuana, próximo de un cultivo de soja. En 2010, un área de cultivo de marihuana.

En el Brasil, la Justicia de Mato Grosso do Sul transfirió a Renato y Rodrigo Dametto, en aquel mismo año de 2012, una propiedad de 32 mil hectáreas, la Fazenda Aurora. Estimada, en la época, en R$ 250 millones. De acuerdo con el periódico brasileño Estadão, el título de dominio de la propiedad en los municipios de Bela Vista y Jardim (MS), se refería a un testamento que había sido transcrito en una escribanía, del Paraguay en 1936. Detalle: el documento se refería a una zona “en Mato Grosso do Sul,” estado que sólo fue creado más de cuarenta años después, en 1977.

MÁS ALLÁ DEL MACHETE

Moraes en acción contra la marihuana. (Foto: Senad)

La serie Paraguay en la Mira cuenta historias de latifundios y latifundistas de los dos lados de la frontera. Son historias de impactos sociales (expulsión de campesinos, indígenas) y ambientales (como la deforestación). El énfasis no está en la presencia de colonos brasileños en el Paraguay, los llamados brasiguayos. Y sí, en las historias de los grandes propietarios de tierras, que poseen estancias y otras actividades en el Paraguay y en el Brasil. Con métodos similares.

Cuando era ministro de la Justicia, durante el gobierno de Michel Temer, Alexandre de Moraes ganó las portadas de los periódicos cortando plantas de marihuana con un machete en diciembre de 2016, en el territorio paraguayo. Hoy ocupa un asiento en el Supremo Tribunal Federal de Brasil (STF). La realidad muestra una red mucho más compleja que los impulsos del ministro, envolviendo el tráfico de drogas, con redes familiares, conexiones políticas e historias empresariales.

La Agroganadera Tupi Guaraní S.A. Import Export, de la familia Dametto, ya estuvo en las manos de otro famoso traficante brasileño, Jarvis Chimenes Pavão, el “Jarvas” también conocido como “barón de la droga”. Detenido en 2009, detenido en 2016, Pavão tiene solicitud de extradición de la Justicia del Brasil. Él tuvo su hermano asesinado en marzo: Ronny Chimenes Pavão, traficante y ganadero.

En el Paraguay él tenía – a nombre de su padrastro – una estancia llamada “Quatro Filhos”, en Yby Yaú, departamento de Concepción. Fue allí, que él fue detenido por primera vez, en 2009. Según él mismo, la estancia cuenta con 900 hectáreas. Con laguna para la pesca, jet ski, pileta climatizada, gimnasio, cocina con muebles de mármol, sofá de cuero importado. Era para ser una estancia hotel, alegó.

Celda vip de Pavão en Paraguay. (Fotos: Reproducción)

Pavão tenía planes para los pueblos indígenas: “Pretendemos un campo de indígenas donde ellos tengan su hábitat natural, donde los turistas puedan verlos, sus costumbres, su cultura, donde puedan mostrar sus artesanías y ser parte de la atracción de esta estancia”.

En 4 de septiembre de 2010, tres indígenas fueron asesinados en el lugar, cerca de la estancia: los hermanos Obdulio y Cornelio Ferreira, de 18 y 20 años, y Salvador Arce, de 40 años. Para el Ministerio Público Paraguayo, una venganza: ellos tendrían ayudado a los miembros de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) a capturar el traficante.

DE BEIRA-MAR AL PCC

Los casos se multiplican. Con diálogos entre los territorios paraguayo y brasileño – y entre sus propiedades rurales. En otro reportaje del eje Fronteras contamos la historia de la familia Teixeira, que protagoniza la deforestación de los dos lados de la frontera. Y que ha tenido al menos dos flagrantes de marihuana (plantada o prensada) en una de sus propiedades paraguayas.

El mismo texto también habla de Nabor Both, de Ponta Porã (MS), acusado en 2010 de financiar – a un ex concejal del municipio – la compra de 93 kilos de cocaína en Cáceres, en el estado brasileño de Mato Grosso. El político tenía conexiones con los traficantes paraguayos. Y con Fernandinho Beira-Mar.

Fernandinho Beira-Mar: conexiones paraguayas. (Foto: EBC)

Pero antes de enumerar más casos debemos recordar de otro reportaje de la serie, que apunta a la posición estratégica de Paraguay en el continente sudamericano. Esta misma posición hace del país una ruta prioritaria para las drogas vendidas en el Brasil. Él es uno de los cinco mayores productores mundiales de marihuana. Más del 80% de la producción es “exportada” para el Brasil. El Paraguay todavía sirve como una ruta de flujo de cocaína y crack originarios de Bolivia, Perú, Colombia e incluso México. Parte de esta droga es transportada por aviones y helicópteros.

Algunos de los comandantes de este mercado ganan más visibilidad en los medios de comunicación. Entre ellos, Luiz Fernando da Costa, Fernandinho Beira-Mar.

Él ya se definió como ganadero. Y fue uno de los principales jefes del tráfico a aventurarse en territorio paraguayo. En la década de 1990, el Comando Vermelho, organización criminal de Brasil, compraba marihuana de los proveedores esparcidos en la frontera con los estados brasileños de Mato Grosso do Sul y Paraná. Al darse cuenta de la falta de articulación entre los grupos locales, Beira-Mar formó un “consorcio” para controlar la ruta de distribución de drogas hasta el Rio de Janeiro. La poca fiscalización a lo largo de los 1.290 km de fronteras incentivó el Comando Vermelho – mayor facción en la época – a traer por el Paraguay la cocaína producida en Colombia.

En 1997, después de huir de la prisión en Belo Horizonte, Beira-Mar se refugió en Capitán Bado, ciudad-gemela de Coronel Sapucaia. Allí, fue recibido por João Morel, traficante brasileño radicado en el Paraguay. Junto a sus hijos Ramon y Mauro, Morel fue el principal proveedor de marihuana a Brasil, al lado de Carlos Cabral, el “Líder”. En 1999, una operación conjunta de la Policía Federal de Brasil y de la Senad cerró el cerco contra Beira-Mar, detenido en Colombia en abril de 2001. Sintiéndose traicionado por Morel, ordenó el exterminio del clan.

Juez Odilon de Oliveira, prometido de muerte por el tráfico de drogas. (Foto: Amambai Notícias)

En enero de 2001, Ramon y Mauro Morel fueron ejecutados en la zona rural de Capitán Bado. Días después, Beira-Mar ordenó el asesinato del patriarca João Morel, detenido en la Penitenciaria de Seguridad Máxima de Campo Grande, capital de Mato Grosso do Sul. La venganza continuó: el brasileño Líder Cabral, el sucesor de Morel, fue atacado en su refugio en el Paraguay. Él escapó, pero tuvo su hijo de 3 años muerto en el tiroteo. Cabral juró la muerte de Beira-Mar. Y por poco no completó su plan, en 2007. Beira-Mar fue convocado por el juez Odilon de Oliveira a asistir al testimonio de 55 testigos en proceso por lavado de dinero en Coronel Sapucaia. Cabral armó una emboscada, pero Beira-Mar no apareció.

Entre los testigos, estaban dos personajes de nuestra serie: Eurico Mariano y su hija, Habla Marianni Schuck Mariano. La cara estanciera del ex intendente de Coronel Sapucaia puede ser conocida en este reportaje: “Ex intendente en Mato Grosso do Sul es detenido, acusado de crímenes en los dos lados de la frontera”. Los dos fueron acusados de lavado de R$ 12 millones para la cuadrilla de Beira-Mar a través de un fraude en la empresa de Mariano, el Posto Triângulo, administrado por Habla. La defensa de la familia Mariano afirma de no haber conexión entre el ex intendente y el traficante. Habla Mariano fue esposa de Mauro Morel en la época en que el clan todavía era aliado de Beira-Mar.

DISPUTA POR TERRITORIOS

La detención de Beira-Mar y el fin del clan Morel dio inicio a una nueva relación de poder en la frontera. El primero a agarrar los bienes fue Jarvis Pavão. Responsable por 80% del tráfico de drogas en la costa de Santa Catarina, en los años 1990, Pavão tuvo su prisión decretada y huyó a Pedro Juan Caballero, cerca de su ciudad de nacimiento, Ponta Porã. De 2000 a 2008, Pavão comandó el suministro de marihuana y cocaína para el Brasil. Con su primera detención, en 2009, emergió la figura de Jorge Rafaat Toumani.

Hijo de una paraguaya con un brasileño de Ponta Porã, Rafaat era un considerado estanciero y respetado como empresario – del área de importación – en Pedro Juan. Pero ha sido investigado en el Brasil. En 2000, la Policía Federal encontró insumos para la producción de cocaína en la Fazenda São Rafael, perteneciente a la familia de Rafaat. Después de tener su nombre asociado a dos aprehensiones de drogas en la frontera, él fue condenado, en 2014, a 47 años de prisión por el juez Odilon de Oliveira. El “Rey de la Frontera” llegó a responder en libertad. Pero su reinado se acercaba del final.

Armamento militar utilizado en la ejecución de Jorge Rafaat. (Foto: Reproducción)

En 1999, después de la fuga para el Paraguay de Marcos Camacho, el Marcola – líder máximo del Primeiro Comando da Capital (PCC) -, el país se ha convertido en un local prioritario en la expansión internacional del PCC, que sustituyó al Comando Vermelho como la mayor facción criminosa de Sudamérica. En 2005, el PCC se estableció oficialmente en Pedro Juan Caballero a través de un acuerdo que se reservaba la distribución para el mercado brasileño. Las drogas eran compradas de Pavão.

Este acuerdo duró hasta 2014, cuando Rafaat decidió vender directamente al Brasil, lo que provocó una guerra. El número 1 del PCC en Paraguay, Elton Leonel Rumich da Silva, el “Galán”, buscó el grupo de Pavão para organizar la ejecución de Rafaat. La buena relación que Rafaat tenía con los congresistas paraguayos no lo salvó. Fue asesinado en junio de 2016, en una operación que, según la Senad, costó más de US$ 1 millón al PCC. Y la facción pasó a dominar ese mercado. Según la Promotoría del Estado de São Paulo, al menos 40 detenidos vinculados al PCC están en las cárceles del Paraguay.

ESTANCIAS, COCAÍNA Y GANADO

El envolvimiento del tráfico de drogas con la compra de tierras no es reciente. Fernandinho Beira-Mar tenía estancias en la región de la frontera y llegó a tener 4 mil cabezas de ganado. Luiz Carlos da Rocha, de 58 años, el “Cabeza Blanca”, tiene tres estancias de ganado en el Paraguay. De acuerdo con un informe de la Senad, la más pequeña se queda cerca de Pedro Juan Caballero y tiene 6 mil cabezas de ganado. Las otras dos estancias tienen más de 2 mil hectáreas y suman 20 mil cabezas. “Cabeza Blanca” fue socio de Jorge Rafaat y el último a disputar el control de la frontera con el PCC. Con su detención, en julio, el camino se quedó libre para el monopolio de la facción.

Estancia del PCC en el Paraguay y su operador, Gringo González. (Foto: Reproducción)

Mientras tanto, el PCC también ha invertido en tierras paraguayas. En agosto, la policía paraguaya prendió a 16 personas – siendo 11 brasileños – en Lorito Picada, distrito vecino de Pedro Juan Caballero. El propietario de la estancia Cristo Rey, el traficante paraguayo Clemencio “Gringo” González, es operador del PCC en Paraguay.

Así como los demás latifundistas, los traficantes estancieros comparten un gusto por los transgénicos. En los últimos cinco años, fue introducida una variedad transgénica de marihuana que, de acuerdo con el Departamento de Antinarcóticos de la Policía Nacional del Paraguay, contiene resina más pura y mayor concentración de tetrahidrocannabinol (THC). La planta modificada genéticamente puede alcanzar 1,70 m de altura y el tiempo de cosecha fue reducido de 180 para 90 días. Más lucros para el PCC.